COBERTURA INFORMATIVAS SOBRE PANDEMIAS(XLIV): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (33) Publicado en Dominical Diario de Ferrol, 28/02/2021
Carlos Piñeiro Diaz,
médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico
La sociedad ha aprendido a convivir con la COVID-19, tras haber pasado un
período de confinamiento y haber adoptado diversas medidas como el uso de las
mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece
suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso
limitándose derechos básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad.
Nuevas variantes del virus, vacunas y pasaporte verde de vacunación.
Se ha identificado una nueva variante del
virus SARS-CoV-2 en Nueva York. Conocida como B.1.526, se identificó en el mes
de noviembre, evolucionando en el mes de febrero en más de una de cada cuatro
muestras tomadas en la ciudad, siendo menos susceptible a la vacuna, aunque los
funcionarios de la ciudad de Nueva York reconocen no entender del todo estos
aspectos de la transmisión del virus. Según la información publicada en
LiveScience existen dos mutaciones de esta variante. No deja de sorprender a
los expertos la capacidad del virus para las mutaciones en su evolución
natural, de ahí la importancia de las medidas de prevención en los humanos para
evitar su propagación y la posibilidad de las mutaciones. Los científicos
empiezan a advertir que se debería progresar en las vacunaciones para limitar
la aparición de nuevas variantes o más bien de su expansión en la población. En
Estados Unidos se ha superado el medio millón de fallecimientos por causa de la
COVID-19.
Tal como habíamos anunciado, el pasaporte de la vacuna COVID-19 se abre camino en varios países europeos y en España parece aceptarse tal posibilidad sin cortapisas. El gobierno de Dinamarca indicó que estaba considerando establecer un certificado de vacunación electrónico para facilitar los viajes dentro y fuera del país. Suecia también considera dicha posibilidad. El certificado de vacunación permitirá a las personas vacunadas tener acceso a eventos deportivos y culturales, así como a restaurantes. En Islandia también siguen estas indicaciones. El problema surgido es cómo lograrán los países nórdicos convencer a la Unión Europea que acepte un pasaporte que constituye un obstáculo a la libertad de circulación de personas. En Europa va ganando terreno la opinión favorable y en España ni se ha
cuestionado la posibilidad de pasaporte verde, ni ética ni legalmente, comparándolo con otros certificados de vacunación existentes con otras enfermedades transmisibles para viajar a países endémicos en determinadas enfermedades, como el caso del certificado de vacunación de la Organización Mundial de la Salud contra la fiebre amarilla exigido en varios países africanos. Los países del sur de Europa consideran la reanudación del turismo internacional como algo vital para evitar el colapso de la economía. De nuevo el binomio economía y salud está presente en la bitácora del destino político, donde el tráfico aéreo transfronterizo ha de ser impulsado lo más inmediatamente posible. Ante la lentitud de la vacunación en varios países europeos, entre los que se encuentra España, la presentación de una prueba PCR parece ser la opción más razonable para plantearse la reanudación del turismo en el próximo verano.
Según la doctora Joelle M. Abi-Rached del
Departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard “ durante
la Conferencia Sanitaria Internacional de 1893, en Dresde, el profesor de
Higiene en la Facultad de Medicina de París, Adrien Proust, sugirió que se
generalizase el procedimiento del pasaporte sanitario, con el objetivo de
localizar a las personas denominadas asintomáticas y aislarlas en caso de que
presentaran síntomas, con el objetivo de evitar focos calientes de
infecciones”, pero hay que resaltar que las inoculaciones masivas en aquella
época no eran posibles. Le Monde señala que en París, la medida supondría un
golpe al principio de la libre circulación de personas dentro del espacio
Schengen y el sector turístico en Francia también parece estar dividido.
En España, el número de nuevos casos de
COVID-19 está descendiendo, con una incidencia a 14 días de 218 casos por cada
100.000 habitantes, con una gran mejoría de la tercera ola de la pandemia en
las Comunidades Autónomas. Se sigue hablando desde la política de alcanzar los
50 casos/100.000 habitantes, una entelequia futurible, pero ya se han relajado
las restricciones en todo el país y comprobaremos que ocurrirá en el futuro si
no se insiste en la adopción de las medidas preventivas exigibles como la
distancia social, lavar las manos con insistencia, el uso de la mascarilla y la
buena ventilación en los locales y viviendas. En Galicia ha sorprendido la
decisión del gobierno autonómico relacionado con la obligatoriedad de la vacuna
y multas de hasta 600.000 euros a las personas que no se vacunen, en caso de
infracción muy grave, medida más que controvertida que también parece ser ético
y legal para los políticos gallegos que gobiernan. La estrategia nacional de
vacunación no contempla la obligatoriedad de la vacunación. La cuestión parece
ser cuestionada ética y legalmente, pero sobre todo por la oportunidad de la
medida en una Comunidad donde no existe rechazo a la vacunación por parte de la
población gallega. Los científicos, en general, opinan que no existen motivos
epidemiológicos ni éticos para imponer la obligatoriedad de la vacunación. La
justificación de la coacción en la salud pública y las enfermedades infecciosas
en particular se encuentra a debate a nivel internacional desde hace mucho
tiempo. En la ética de la salud pública, existe un concepto familiar de
“alternativa menos restrictiva”, una opción que logra un resultado dado con la
menor coerción y restricción de libertad.
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