Huertos familiares, habitos dieteticos y promoción de la salud Nordesía 27.08.17 Diario de Ferrol número 37
Huertos familiares,
hábitos dietéticos y promoción de la salud
Por Carlos Piñeiro
Diaz médico del centro de salud de Narón
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la dieta y la
nutrición son muy importantes para promover y mantener la buena salud a lo
largo de toda la vida y considera que existen datos científicos en la
actualidad que proporcionan una base sólida para mejorar los hábitos dietéticos
para prevenir las enfermedades crónicas.
A mediados del siglo
XX se produjeron los hallazgos científicos de sustancias activas en los
alimentos como las vitaminas contribuyendo a la finalización de enfermedades
derivadas de las carencias alimentarias como el escorbuto (carencia de vitamina
C), el raquitismo (falta de vitamina D), la pelagra( carencia de vitamina B3),
etc. La dieta variada de calidad aporta el equilibrio de nutrientes necesarios
para la salud y evita enfermedades; durante muchos siglos y en muchos países en
la actualidad, sumando casa a casa con sus huertos familiares se han preservado
los recursos del patrimonio fitogenético de la Humanidad y se ha conservado la
biodiversidad y la salud de las familias.
Los tratados romanos
de Agricultura como los del gaditano Columela hace 2000 años destacaban las
propiedades agrícolas del huerto familiar y sus características. La fruta pasó
de un recurso frugal de la familia pobre a una delicia en la gastronomía de la
domus romana.
Lo más importante es hablar de un patrón nutricional
cultural que contribuye a disminuir las enfermedades crónicas y no solo se
puede invocar el efecto de las verduras y frutas. Hay pruebas convincentes de
la disminución de enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y
enfermedades cerebrovasculares. El consumo de fruta reduce un 40% el riesgo de
enfermedades cardiovasculares.
Me limitaré al entorno que yo he tenido de niño en San Mateo
(Narón) con la influencia que frutas y verduras de la huerta y de las fincas
cultivadas por la familia han conformado un patrón cultural alimentario en mi
historia personal infantil. Siempre me pregunto de donde obtuvieron mis abuelos
el asesoramiento para tener árboles frutales fundamentales para aportar las
sustancias activas necesarias para el organismo humano. Al alcance de la mano o
subiéndose al árbol estaban sin saberlo azúcares, vitaminas, minerales,
antocianos, flavonoides, taninos, resveratrol, betacarotenos. La sabiduría
popular de las ferias y de las ferreterías agrícolas formaba un factor esencial
para la transmisión de una cultura de la alimentación.
También podemos hablar de la fruticultura atlántica, de las
que yo recuerdo de niño en la huerta de San Mateo destacan las manzanas. La más
conocida en la huerta del abuelo era la manzana de príncipe, típica de la zona
de Trasancos, de color amarillo con rallado encarnado que madura sobre
octubre-noviembre. Le sigue la reineta de un rojo resplandeciente que invita a
ser comida. La tabardilla de color pardo sobre fondo verde. La semiácida
cacharela de tres en cunca verde amarillenta. La manzana de peruco de forma
troncocónica encarnada sobre fondo amarillo. Sus colores le confieren
propiedades antioxidantes porque la piel contiene polifenoles que neutralizan
los radicales libres de la oxidación celular. Especialmente indicadas para
prevención cardiovascular y enfermedades crónicas. Una manzana diaria en
mayores de 50 años reduce las muertes vasculares y parece hacer realidad el
viejo proverbio inglés de que una manzana al día mantiene alejado al médico.
Los perales estaban
presentes en todas las huertas de mi infancia. Las peras urracas de color
marrón avellana , las barburiñas de color verde claro, las peras de manteca
propias de nuestra zona de Trasancos de color amarillo y blanda presencia, los
perucos troncocónicos, la conferencia de color verde con manchas parduzcas, abundantes
en potasio y diuréticas, con taninos que tienen propiedades antiinflamatorias y
astringentes.
De los frutales de hueso destacaban las cerezas y las
guindas con excelentes antioxidantes que aportan los flavonoides (antocianos) y
el ácido elágico dentro de los polifenoles. De alto contenido en agua y potasio
presenta efecto diurético que favorece la destrucción de cálculos renales de
ácido úrico. Aporta fibra con efecto laxante y mejora el estreñimiento.
El albaricoque, las
ciruelas, el melocotón, bolsas de agua, claudias del país, nos aportan fibra y
pro-vitamina A (beta caroteno)con propiedades antioxidantes y previene
problemas de visión. Ricos en taninos son antiinflamatorios y antioxidantes.
Contiene ácido oxálico y puede contribuir a la aparición de cálculos renales.
El ácido cítrico y el málico aportan acción desinfectante y alcalinizan la
orina.
Los cítricos que yo
recuerdo eran el limonero y la lima y en algunas huertas próximas el naranjo.
Ricos en vitamina C, previene en enfermedades infecciosas. Poseen flavonoides y
betacarotenos con acción antioxidante y ayuda a la prevención cardiovascular.
Aportan fibra y ácido fólico.
Las brevas y los
higos aportan azúcares que se transforman en glucosa en el organismo y de
grandes propiedades antioxidantes.
A pesar de todo, los
estudios científicos sobre los fitonutrientes son limitados y debemos pensar
que la dieta de los colores hay que incluirla dentro de una dieta equilibrada y
saludable. Consumir 5 porciones de frutas al día contribuye a mejorar la salud
de las personas aunque cuando disfrutábamos de estos alimentos en el siglo
pasado desconocíamos los delicados mecanismos de las sustancias activas de la
vida que nuestros abuelos aportaron a la hora de plantar los árboles frutales
en sus huertas. Los investigadores en
nutrición consideran la necesidad de establecer políticas para promover la
disponibilidad, la accesibilidad y la aceptabilidad de fruta fresca a través de
medidas educativas y de regulación.