COBERTURA INFORMATIVA SOBRE LAS PANDEMIAS: DISTANCIAMIENTO SOCIAL. Dominical Diario de Ferrol, día 29.03.2020, página 12-36
COBERTURA
INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (II): DISTANCIAMIENTO SOCIAL
Carlos Piñeiro
Diaz. Médico centro de salud de Narón. Magister Salud Pública
Nunca hubiéramos
imaginado que la actual pandemia, de coronavirus COVID-19, sería retransmitida
a diario en todos los formatos informativos posibles, con mapeos actualizados
en todo el planeta por las universidades y plataformas informativas más
prestigiosas, respirando en el día a día la vida y la muerte de las personas,
confinadas en muchos países e incrementándose de forma desmesurada el consumo
de información.
El impacto en la
sociedad de las cifras de mortalidad y morbilidad de la enfermedad ocasionada
por el coronavirus COVID-19, se sigue a diario, en Galicia y en todo el
planeta. El incremento exponencial de los datos contribuye al temor en una
población confinada en su domicilio, superadas las dos semanas de
distanciamiento social. Por el momento se superan los 600.000 casos conocidos
de afectados y se superan más de 30.000 muertes, en la totalidad de los cinco
continentes. Más de 3.000 millones de personas están practicando el aislamiento
social, con medidas no farmacéuticas ante la pandemia, instauradas de forma no
homogénea en los diversos países. Para que se declare el estado
de pandemia se tienen que cumplir dos criterios: que el brote
epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada país
ya no sean importados sino provocados por trasmisión comunitaria.
Toda la población se
encuentra pendiente de vislumbrar cuando acabará la pandemia y los medios
informativos recogen las especulaciones matemáticas del pico de la curva de Gauss,
de personas afectadas y su aplanamiento inicial, punto de inflexión en el que
se supone que la pandemia irá remitiendo. Los científicos van informando sobre
el progreso de la infección, de un virus desconocido y aplicando metodologías
propias del comportamiento del virus recogida en Wuhan, China. Los datos de China sugieren que transcurren
unas tres semanas entre el momento en que una persona se siente enferma y muere
por COVID-19. Y si supone una tasa de letalidad de aproximadamente 1%, un
cálculo final sugiere que cada muerte representa aproximadamente 100 casos en
la primera semana. En este momento, se puede esperar que la epidemia se duplique
cada semana si esos casos no se identifican y aíslan, lo que eleva el cálculo a
400 en el momento de la muerte. Se describe como "aplanar la curva",
a extender la tasa de infección para que los sistemas de atención médica no se
abrumen y, por lo tanto, estén mejor equipados para tratar a los pacientes. Si
no se aplican medidas de control, el número de casos seguirá aumentando exponencialmente,
más allá de los números que hemos visto. Los científicos han estimado que el
número reproductivo básico de este virus es de alrededor de 2. Eso significa que,
sin control, los números de casos se duplicarán, luego se cuadruplicarán, luego
serán ocho veces más grandes, y así sucesivamente, duplicándose con cada
"generación" de casos.
Los expertos y los políticos aseguran que lo
peor está por venir, por lo cual podemos concluir que por el momento nada está
solucionado. Pero, como siempre ocurre
con las pandemias a lo largo de este siglo, se pone de manifiesto que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Estados miembros (EM) no estaban
plenamente preparados para evaluar con rapidez la gravedad de una epidemia de
estas características, requisito para implementar los planes necesarios de
gestión de riesgos y comunicación. Se han desarrollado Guías internacionales
relacionadas con la pandemia de gripe, donde la gravedad se establece en
función de tres indicadores: la transmisibilidad del virus circulante, la
gravedad de la enfermedad que produce y su impacto en la población. En cuanto
al impacto de la enfermedad, se engloban los efectos de la pandemia a nivel del
sector sanitario como de la población general. El impacto se ve influido por
las medidas de salud pública que se adopten, por el grado de preocupación de la
población y por el comportamiento de las personas afectadas (CNE. ISCIII.
Centro Nacional de Epidemiología, Instituto de Salud Carlos III).
En España, el país
invierte solo un 1% en salud pública y por ello estará siempre condenada a
sufrir problemas cuando surgen las pandemias. Los recortes económicos
sistemáticos desde el año 2008 ponen en evidencia aspectos de precariedad de
recursos, que incluso pueden incrementar la exposición a la infección a los
profesionales de la salud, disminuyendo la capacidad de respuesta de los
servicios sanitarios.
En la pandemia de
gripe de 1918, se establecieron medidas de distanciamiento social y se demostró
que fueron efectivas. Los enfoques más exitosos en 1918, Markel encontró en su
estudio de 2007 publicado en JAMA (Journal of the American Medical
Association) , seguían tres componentes. Primero, llegaron temprano, antes
de que la gripe llegara a un punto de inflexión en el que el virus infectase a
cierta cantidad de personas y se propase rápidamente. En segundo lugar, fueron
sostenidas, duraron hasta que el virus realmente pareció desaparecer. Tercero,
no era suficiente decirle a la gente que se quedara en casa, porque podrían
sentir la necesidad de ir a la escuela o al trabajo, o simplemente podrían
ignorar la orientación e ir a eventos, bares, iglesias u otras grandes reuniones
de todos modos. En términos prácticos, esto significaba desaconsejar o prohibir
casi todos los aspectos de la vida pública, desde escuelas hasta restaurantes y
lugares de entretenimiento (con algunas excepciones para supermercados y
farmacias). (New York Times)
Las medidas de
distanciamiento social son fundamentales, mientras…, el virus va remodelando
nuestra vida cotidiana. Siempre acudir a información científica y rigurosa.