COBERTURA INFORMATIVA
SOBRE PANDEMIAS (LXI): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (50) Publicado en Dominical Diario de Ferrol, Nordesía, 11/07/2021
Carlos Piñeiro Diaz,
médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico
La sociedad ha aprendido a convivir con la
COVID-19, tras haber pasado un período de confinamiento y haber adoptado
medidas como el uso de las mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado
de manos, pero no parece suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han
convertido en reto, incluso limitándose derechos básicos con el objetivo social
de controlar la enfermedad. Consecuencias mundiales de la pandemia y riesgos de
la quinta ola.
El Departamento de Asuntos Económicos y
Sociales de Naciones Unidas (ONU) ha publicado el Informe de los ODS (Objetivos
de Desarrollo Sostenible) 2021, donde se revisa el progreso de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible, utilizando los últimos datos y estimaciones
disponibles para realizar un seguimiento del progreso global de los 17
Objetivos. El informe destaca los efectos devastadores de la COVID-19 en los
ODS y señala áreas que requieren una acción urgente y coordinada. En el
prefacio se destaca que la comunidad mundial se encuentra en un momento crítico
en su búsqueda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tras haber perdido
más de cuatro millones de vidas como consecuencia de la pandemia, con un costo
humano y económico sin precedentes, habiendo sido los esfuerzos de recuperación
desiguales, inequitativos e insuficientemente orientados hacia el logro del
desarrollo sostenible.
Si se hubiera desarrollado la agenda de los
ODS en los últimos años, el mundo estaría más preparado para afrontar las
consecuencias de la pandemia, porque se habrían logrado avances en la reducción
de la pobreza, la salud materno infantil, el acceso a la electricidad y la
igualdad entre géneros, con sistemas de salud más sólidos, cobertura social
ampliada, una resiliencia originada en sociedades más equitativas y un
medioambiente más saludable. Pero, la reducción de la desigualdad, la reducción
de las emisiones de Carbono y la lucha contra el hambre, se han estancado o
invertido. Según el Informe de los ODS 2021, la tasa mundial de la pobreza
extrema aumentó por primera vez en más de 20 años y alrededor de 124 millones
de personas volvieron a caer en la pobreza extrema en 2020. Existe el riesgo de
una catástrofe generacional con respecto a la escolarización, donde otros 101
millones de niños han caído por debajo del nivel mínimo de competencia lectora,
lo que podría acabar con dos décadas de logros educativos. Las mujeres se han
enfrentado a un aumento de la violencia doméstica, se prevé que el matrimonio
infantil aumente después de su disminución en los últimos años y el trabajo de
cuidados no remunerado y mal remunerado aumenta de manera desproporcionada
recayendo sobre las mujeres y las niñas. La temperatura media global ha alcanzado
alrededor de 1,2 º C por encima de los niveles preindustriales, provocando
incremento de la crisis climática. La pandemia ha supuesto increíbles desafíos financieros,
provocando mayor endeudamiento de los países, sobre todo en desarrollo, suponiendo
un importante sobreendeudamiento y una menor inversión extranjera directa y en el
comercio. El mundo se encuentra ante un gran reto tras la pandemia.
Los buenos datos de vacunación contra la
COVID-19 y las tensiones generadas en las costuras del binomio economía y
salud, llevó a los decisores políticos a adoptar medidas de relajación de las
restricciones derivadas de la pandemia, provocando una reacción en cadena de
sectores de la población donde se llegó a pensar que se había superado la
crisis de la pandemia. Los jóvenes decidieron celebrar macro fiestas sin ningún
tipo de restricción y con empresarios que las organizaron en pro de la
satisfacción juvenil. Los resultados han provocado un incremento preocupante de
casos de contagio en jóvenes y en sus familiares, siendo las variantes del
virus las protagonistas de la transmisión epidémica. En esta ocasión, los
modelos matemáticos aplicados a nuevos escenarios de la pandemia no se han
equivocado en sus previsiones. Los sectores hosteleros han vuelto a preocuparse
por el regreso a las medidas de restricción y el cierre del ocio nocturno
parece ser una posibilidad ante el incremento de casos de contagio. De poco han
servido los estudios científicos sobre la transmisión del virus y de los
estudios sobre las perturbaciones que ha provocado la pandemia de la COVID-19
en la integración social y económica de los jóvenes, un colectivo que se
enfrenta a un reto continuo ante la nueva crisis.
La Encuesta Mundial sobre los jóvenes y la
pandemia de la COVID-19 releva que la pandemia ha tenido un impacto
sistemático, profundo y desproporcionado. La OIT (Organización Internacional
del Trabajo), junto con otras organizaciones internacionales, publicaron la
encuesta mundial “ Los jóvenes y la pandemia de la COVID-19: efectos en los
empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental” , donde se ha
constatado la necesidad de realizar inversiones urgentes, específicas y más
inteligentes en los empleos decentes para los jóvenes, en particular en la
protección de los derechos humanos, garantía de empleo y formación, la
protección social y prestaciones del seguro de desempleo, mayores esfuerzos
para impulsar la calidad y la facilitación del aprendizaje en línea y a
distancia y la mayor complementariedad con los servicios de salud mental, el
apoyo psicosocial y las actividades deportivas.
Más que victimizar a los jóvenes en plena
crisis pandémica, habrá que adoptar las medidas necesarias para que la crisis
de la COVID-19 no tenga efectos negativos severos sobre el colectivo de los
jóvenes, con impacto potencialmente duradero en sus vidas, concertando
esfuerzos, con y para los jóvenes, fomentando su promoción social y económica
estable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario