domingo, 25 de julio de 2021

COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (XLIII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (32) 21/02/2021

 COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (XLIII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (32). Publicado en Dominical del Diario de Ferrol, 21/02/2021

Carlos Piñeiro Diaz, médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico

 La sociedad ha aprendido a convivir con la COVID-19, tras haber pasado un período de confinamiento y haber adoptado diversas medidas como el uso de las mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso limitándose derechos básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad. Lecciones aprendidas sobre vacunaciones anti COVID 19 y las disparidades.

 Varios países han establecido una nueva polémica relacionada con la adhesión a un sistema de pasaportes de vacunación, tal como había planteado Israel con el pasaporte verde para viajar las personas vacunadas contra la COVID-19. Se pretende disponer de un certificado validado internacionalmente, condicionando la posibilidad de determinados viajes (lugares culturales, restaurantes, etc.) en caso de haber sido vacunados contra Covid-19.También se empieza a hablar de un pasaporte de vacunación para privilegiados más allá de consideraciones científicas, porque no todas las personas tienen acceso igualitario para vacunarse en los Estados miembros de Europa y  expertos en derecho europeo junto a algunos científicos consideran que podríamos estar ante una discriminación inconstitucional si todos los candidatos a ser vacunados no lo han podido hacer y lo consideran ética y socialmente inaceptable. Las polémicas relacionadas con la pandemia de la COVID-19 se desarrollan con una celeridad única y las controversias resaltan divisiones políticas borrosas que rayan la limitación de libertades básicas. En un futuro inmediato escucharemos argumentos políticos para justificar el pasaporte de vacunación.



 La campaña de vacunación llevada a cabo en Israel pone de manifiesto las disparidades a las que se ven sometidos los países del planeta. Al 6 de febrero de 2021 se había administrado una primera dosis de la vacuna Pfizer/BioNtech al 45,3% de la población total del país frente al 29,7 % de la segunda, siendo las cifras correspondientes para los mayores de 60 años respectivamente 89,9% y 80%. Desde mediados de enero de 2021, tres semanas después del inicio de la vacunación, el número de casos se redujo en torno al 49%, las hospitalizaciones en general un 36% y las relacionadas con formas graves un 29%. En el grupo de 0 a 59 años en el que la vacunación fue tardía, si el número de casos disminuyó en un 10,5%, fue diferente para las hospitalizaciones, cuyo número aumentó globalmente en un 10,5% y en un 32,5% para las relacionadas con formas graves de la enfermedad. Este estudio sugiere que, si se lleva a cabo a toda velocidad a nivel de la población de un país y se dirige primero a los ancianos, una campaña de vacunación con la vacuna adecuada y dosis suficientes puede tener un efecto medible, siempre que tengamos datos fiables y estadísticamente aprovechables. La curva epidémica parece inclinarse con bastante rapidez en los vacunados de forma prioritaria, a juzgar por la disminución del número de casos y hospitalizaciones tres semanas después del inicio de la campaña. Una esperanzadora conclusión sería vacunar rápida y masivamente a la población de un estado, teniendo como prioridad los residentes más frágiles o simplemente los más viejos. De no lograr la inmunidad de grupo, esta estrategia debería reducir el número de formas graves y la presión sobre los hospitales y las unidades de cuidados intensivos.

 Se ha establecido la nueva estrategia de vacunación contra la COVID-19 en España y Galicia, olvidándose de los enfermos crónicos. Es curioso que los gerentes de los hospitales gallegos se encuentren entre las prioridades de vacunación, cuando enfermos que sufren problemas oncológicos severos o enfermedades cardiovasculares graves no tienen prioridad de vacunación. Resulta llamativa la polémica surgida en Francia con el expresidente Sarkozy. El expresidente francés Nicolas Sarkozy recibió en enero la primera dosis de la vacuna contra la covid-19, según reveló el semanario L'Express. El político conservador, de 66 años, se vacunó en el hospital militar de Percy en Clamart. Actualmente solo se pueden vacunar en Francia los mayores de 75 años, el personal médico y las personas con alguna patología que los médicos consideran prioritaria para vacunarse contra el coronavirus.El Diario Oficial de Francia especifica que “personas en muy alto riesgo”  son pacientes con cáncer y enfermedades hematológicas malignas en tratamiento con quimioterapia; con enfermedad renal crónica grave, incluidos los pacientes en diálisis; órganos sólidos trasplantados; trasplantado mediante trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas; padecer múltiples patologías crónicas y presentar al menos dos fallos orgánicos; padecer ciertas enfermedades raras y particularmente en riesgo en caso de infección o padecer trisomía 21. La noticia de la vacunación de Sarkozy saltó en un momento en que muchos franceses mayores de 75 años están teniendo dificultades para conseguir una cita para vacunarse por la falta de plazas disponibles para recibir sus dosis.

 En Estados Unidos se plantea la vacunación de enfermos crónicos con determinadas patologías. La declaración del ACC (Colegio Americano de Cardiología) insta a la priorización de la vacuna COVID-19 para los pacientes con Enfermedades Cardiovasculares de mayor riesgo. Según la Fase 1c de la guía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), todos los pacientes de 16 a 64 años con afecciones médicas que aumentan el riesgo de infección grave por COVID-19 deben recibir la vacuna, incluidas afecciones cardíacas, hipertensión, diabetes, obesidad y tabaquismo. Sin embargo, la guía no especifica los diferentes niveles de riesgo entre la variedad de enfermedades cardiovasculares que manejan los cardiólogos. En España y en Galicia no se prevé vacunar enfermos crónicos con prioridad.


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