COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (XLIII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (32). Publicado en Dominical del Diario de Ferrol, 21/02/2021
Carlos Piñeiro Diaz,
médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico
La sociedad ha aprendido a convivir con la
COVID-19, tras haber pasado un período de confinamiento y haber adoptado
diversas medidas como el uso de las mascarillas, el distanciamiento físico y el
lavado de manos, pero no parece suficiente. Nuevos modelos de convivencia se
han convertido en reto, incluso limitándose derechos básicos con el objetivo
social de controlar la enfermedad. Lecciones aprendidas sobre vacunaciones anti
COVID 19 y las disparidades.
Varios países han establecido una nueva
polémica relacionada con la adhesión a un sistema de pasaportes de vacunación,
tal como había planteado Israel con el pasaporte verde para viajar las personas
vacunadas contra la COVID-19. Se pretende disponer de un certificado validado
internacionalmente, condicionando la posibilidad de determinados viajes
(lugares culturales, restaurantes, etc.) en caso de haber sido vacunados contra
Covid-19.También se empieza a hablar de un pasaporte de vacunación para
privilegiados más allá de consideraciones científicas, porque no todas las
personas tienen acceso igualitario para vacunarse en los Estados miembros de
Europa y expertos en derecho europeo
junto a algunos científicos consideran que podríamos estar ante una
discriminación inconstitucional si todos los candidatos a ser vacunados no lo
han podido hacer y lo consideran ética y socialmente inaceptable. Las polémicas
relacionadas con la pandemia de la COVID-19 se desarrollan con una celeridad
única y las controversias resaltan divisiones políticas borrosas que rayan la limitación
de libertades básicas. En un futuro inmediato escucharemos argumentos políticos
para justificar el pasaporte de vacunación.
La campaña de vacunación llevada a cabo en
Israel pone de manifiesto las disparidades a las que se ven sometidos los países
del planeta. Al 6 de febrero de 2021 se había administrado una primera dosis de
la vacuna Pfizer/BioNtech al 45,3% de la población total del país frente al
29,7 % de la segunda, siendo las cifras correspondientes para los mayores de 60
años respectivamente 89,9% y 80%. Desde mediados de enero de 2021, tres semanas
después del inicio de la vacunación, el número de casos se redujo en torno al
49%, las hospitalizaciones en general un 36% y las relacionadas con formas
graves un 29%. En el grupo de 0 a 59 años en el que la vacunación fue tardía,
si el número de casos disminuyó en un 10,5%, fue diferente para las
hospitalizaciones, cuyo número aumentó globalmente en un 10,5% y en un 32,5%
para las relacionadas con formas graves de la enfermedad. Este estudio sugiere
que, si se lleva a cabo a toda velocidad a nivel de la población de un país y
se dirige primero a los ancianos, una campaña de vacunación con la vacuna
adecuada y dosis suficientes puede tener un efecto medible, siempre que
tengamos datos fiables y estadísticamente aprovechables. La curva epidémica
parece inclinarse con bastante rapidez en los vacunados de forma prioritaria, a
juzgar por la disminución del número de casos y hospitalizaciones tres semanas
después del inicio de la campaña. Una esperanzadora conclusión sería vacunar
rápida y masivamente a la población de un estado, teniendo como prioridad los
residentes más frágiles o simplemente los más viejos. De no lograr la
inmunidad de grupo, esta estrategia debería reducir el número de formas graves
y la presión sobre los hospitales y las unidades de cuidados intensivos.
Se ha establecido la nueva estrategia de
vacunación contra la COVID-19 en España y Galicia, olvidándose de los enfermos
crónicos. Es curioso que los gerentes de los hospitales gallegos se encuentren
entre las prioridades de vacunación, cuando enfermos que sufren problemas
oncológicos severos o enfermedades cardiovasculares graves no tienen prioridad
de vacunación. Resulta llamativa la polémica surgida en Francia con el
expresidente Sarkozy. El
expresidente francés Nicolas Sarkozy recibió en enero la primera dosis de la
vacuna contra la covid-19, según reveló el semanario L'Express. El político
conservador, de 66 años, se vacunó en el hospital militar de Percy en Clamart.
Actualmente solo se pueden vacunar en Francia los mayores de 75 años, el
personal médico y las personas con alguna patología que los médicos consideran
prioritaria para vacunarse contra el coronavirus.El Diario Oficial de Francia especifica que
“personas en muy alto riesgo” son
pacientes con cáncer y enfermedades hematológicas malignas en tratamiento con
quimioterapia; con enfermedad renal crónica grave, incluidos los pacientes
en diálisis; órganos sólidos trasplantados; trasplantado mediante
trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas; padecer múltiples
patologías crónicas y presentar al menos dos fallos orgánicos; padecer
ciertas enfermedades raras y particularmente en riesgo en caso de infección o
padecer trisomía 21. La noticia de la vacunación de Sarkozy saltó en un momento
en que muchos franceses mayores de 75 años están teniendo dificultades para
conseguir una cita para vacunarse por la falta de plazas disponibles para
recibir sus dosis.
En Estados Unidos se plantea la vacunación de
enfermos crónicos con determinadas patologías. La declaración del ACC (Colegio
Americano de Cardiología) insta a la priorización de la vacuna COVID-19 para
los pacientes con Enfermedades Cardiovasculares de mayor riesgo. Según la Fase
1c de la guía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
(CDC), todos los pacientes de 16 a 64 años con afecciones médicas que aumentan
el riesgo de infección grave por COVID-19 deben recibir la vacuna, incluidas
afecciones cardíacas, hipertensión, diabetes, obesidad y tabaquismo. Sin
embargo, la guía no especifica los diferentes niveles de riesgo entre la
variedad de enfermedades cardiovasculares que manejan los cardiólogos. En
España y en Galicia no se prevé vacunar enfermos crónicos con prioridad.
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