martes, 27 de julio de 2021

COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (LVII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (46) 13/06/2021

 

COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (LVII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (46) Publicado en Dominical Diario de Ferrol, 13/06/2021

Carlos Piñeiro Diaz, médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico

 La sociedad ha aprendido a convivir con la COVID-19, tras haber pasado un período de confinamiento y haber adoptado medidas como el uso de las mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso limitándose derechos básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad. Destaca la eficacia de las vacunas y se plantea la vacunación infantil.

 La variante de origen indio delta está creciendo en Estados Unidos y en Madrid se han detectado 18 casos que hacen pensar en transmisión comunitaria en la región. Es necesario disponer de dos dosis de vacuna para hacer frente a esta cepa más transmisible y resistente, por lo que ha de vacunarse en España a las personas entre 60 y 69 años que no han recibido todavía la segunda dosis.  

 Se ha publicado en la revista científica Nature que la vacunación no solo protege a las personas vacunadas frente a la COVID-19, también brinda protección cruzada a las personas no vacunadas que viven en la comunidad, facilitando la inmunidad de la población. De ahí la importancia solidaria de la vacunación, no solo se protege uno mismo, sino que además ayuda a proteger a las demás personas mientras esperan por su dosis.



 En la revista The Lancet de enfermedades infecciosas, se plantea un interesante debate sobre la necesidad de vacunar a los niños y a las niñas contra el SARS-CoV-2 tras la publicación de un informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) del 1 de junio, que enumera consideraciones importantes para las autoridades de Salud Pública en los países de la UE y del Espacio Económico Europeo que estén considerando vacunar a sus niños y adolescentes. El informe propone que las decisiones se tomen teniendo en cuenta la captación de vacunas en los grupos de mayor edad, la incidencia de COVID-19 en la población general, y en particular, las cuestiones relativas a la disponibilidad y el acceso a las vacunas a nivel mundial, considerando que el grupo infantil experimentará pocos beneficios directos de la vacunación, más bien, el objetivo sería aumentar la inmunidad de la población en general y reducir la transmisión. En algunos países, vacunar a los niños podría ser una forma de superar los bajos niveles de inmunidad de la población inducida por la vacuna debido a la vacilación de muchos adultos a vacunarse, aunque se requiere el consentimiento de los padres para vacunar a un niño y parece difícil que si no quieren la vacuna para ellos mismos que se lo permitan a sus hijos. En el informe del ECDC se destaca que la decisión de vacunar a los grupos de menor edad debe tener en cuenta la relación riesgo/beneficio individual. En los estudios realizados para niños entre 12 y 15 años no se han observado efectos secundarios raros. Los niños más beneficiados serán aquellos que padecen enfermedades como cáncer, trastornos cardiacos, diabetes, hipertensión, enfermedad renal, que podrían complicar una posible hospitalización en caso de infección.

  Las poblaciones vulnerables, sin distinción de edad, son las subsidiarias más importantes de la vacunación porque así se podrán evitar las complicaciones propias derivadas de su hospitalización. Algunos epidemiólogos europeos plantean la posibilidad de la hipótesis de una nueva ola en otoño, derivada de las personas no vacunadas todavía en las fechas previas del verano, siendo el mayor riesgo la población vulnerable y teniendo en cuenta que el coronavirus de la COVID-19 va a seguir circulando durante esas fechas. Si la vacunación completa protege a prácticamente el 100% de las formas graves de la COVID-19, por lo tanto, se pueden prevenir las hospitalizaciones del otoño en aquellas personas que representan mayor gravedad en caso de infección. A pesar de que se considera que la inmunidad del 60% de la población total podría ser suficiente, solo alcanzada por Canadá, Israel y Estados Unidos hasta el momento, lo cierto es que la recirculación del virus persistirá en invierno sin medidas restrictivas (toques de queda, cierres, teletrabajo). El margen de maniobra para el invierno puede ser muy estrecho porque si se afecta un parte de la población vulnerable se podría sufrir la saturación de los recursos hospitalarios. Se empieza a hablar de la posibilidad de la vacunación obligatoria de la población vulnerable para evitar la ola invernal, aunque en España se está llevando a cabo la desescalada con indicadores de casos acumulados que todavía parecen preocupantes. Las Comunidades Autónomas parecen haber entrado en competición sobre la suspensión de las medidas restrictivas y hasta el Tribunal Constitucional nos recuerda que algunas medidas del confinamiento han sido ilegales, cuando un estado de alarma en una pandemia implica la vulneración de derechos básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad.

 Es bueno recordar la evidencia que una parte de la población parece olvidar: uso adecuado de las mascarillas para la transmisión por aerosoles/gotas y lavado de manos para transmisión por contacto. Evitar la permanencia prolongada en lugares cerrados y mal ventilados. La vacunación preventiva tiene un interés individual, al proteger al receptor, y en general, al desarrollar la inmunidad colectiva. Contraer el coronavirus puede perturbar gravemente la vida de las personas. Es imperativo que la población en riesgo esté vacunada.

 Enhorabuena para el fotoperiodista español Emilio Moneratti , ganador del premio Pulitzer, por sus  fotografías de la lucha de las personas mayores contra la COVID-19 durante la pandemia e

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