COBERTURA INFORMATIVA
SOBRE PANDEMIAS (LXIV): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (53) Publicado el 1 de agosto 2021 en Nordesía, dominical de Diario de Ferrol
Carlos Piñeiro Diaz,
médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico
La sociedad ha aprendido a convivir con la
COVID-19, tras haber pasado un período de confinamiento y haber adoptado
medidas como el uso de las mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado
de manos, pero no parece suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han
convertido en reto, incluso limitándose derechos básicos con el objetivo social
de controlar la enfermedad. La denominada era Delta y la certificación de la
vacunación COVID-19.
La variante Delta del coronavirus SARS-Cov-2
está siendo dominante en muchos países, incluida España, puede inducir una
carga viral que es mil veces más alta que el nivel que se asociaba típicamente
con el linaje ancestral del virus a principios del 2020, como ha publicado
recientemente la revista científica “Scientific American”.
Las tasas de hospitalización y de muerte
vuelven a mostrarse tras una falsa impresión de haber acabado con la pandemia,
como consecuencia de la inmunización colectiva de la población tras el
incremento de la vacunación. Y es cierto que las vacunas evitan que las
personas enfermen con gravedad y reducen la transmisión de quienes se infecten
tras la vacunación, disminuyendo de forma considerable el número de casos, las
hospitalizaciones y las muertes. Pero la propagación silenciosa derivada de las
personas infectadas tras la vacunación está generando incertidumbre, mientras
los expertos consideran que un posible beneficio indirecto de una vacuna COVID
puede ser la reducción de la carga viral en los denominados casos de avance o
en personas vacunadas que se infectan. Si la carga viral de una persona
portadora del virus es baja, significa que se eliminan menos partículas virales
al respirar y hablar, reduciéndose de forma importante el riesgo de
transmisión. De ahí la importancia de vacunarse adecuadamente.
Estudios realizados en trabajadores sanitarios
completamente vacunados, que se someten a pruebas de COVID de forma rutinaria,
los que pasaron más de dos semanas tras la segunda dosis de cualquiera de las
vacunas con ARNm (Pfizer o Moderna), la probabilidad de tener una infección
sintomática o asintomática se redujo de un 80 a un 90 por ciento en comparación
con aquellos que no estaban adecuadamente vacunados.
En los casos de “avance”, infección en
personas correctamente vacunadas, según la escuela de Salud Pública Johns
Hopkins, no resulta extraño y considera que no representan grandes alarmas.
Investigadores de Israel y del Reino Unido, donde la población tiene una
importante cobertura vacunal, han observado que en estos casos de avance la carga
viral fue de tres a cuatro veces menor que la carga viral entre personas
infectadas no vacunadas. Con la creciente evidencia que confirma la efectividad
para reducir la transmisión de la vacunación adecuada, es hora de comenzar a
enfatizar el beneficio social y la responsabilidad personal de evitar dañar a
los demás.
La
polémica sobre el “pase de salud” COVID-19 en Europa sigue preocupando a los
legisladores y a los defensores de los derechos humanos, sobre todo en cuanto a
la proporcionalidad de su aplicación y la ampliación a otras áreas sociales
como los centros comerciales o el acceso a centros culturales, tal como se ha planteado
en Francia. En Moscú se puso en marcha esta medida en el mes de junio, donde su
alcalde Sergei Sobyanin anunció que, para visitar cafés, restaurantes o bares,
los residentes deberían presentar un código QR que muestre que se han vacunado,
se les ha confirmado el coronavirus en los últimos 6 meses o han dado negativo
en los últimos 3 días, pasando a suprimir en julio algunas medidas en relación
con los restaurantes por haber ocasionado pérdidas económicas considerables.
El reglamento sobre el certificado COVID
digital de la Unión Europea entró en vigor el 1 de julio y acredita que la
persona ha sido vacunada contra la COVID-19, que se ha realizado una prueba
cuyo resultado ha sido negativo o que se ha recuperado de la COVID-19,
facilitando la libre circulación en la UE. El Certificado COVID Digital de la
UE también servirá para justificar los resultados de las pruebas, exigidas a
menudo en el marco de las restricciones de salud pública aplicables. El
certificado es una oportunidad para que los Estados miembros adapten las
restricciones existentes por motivos de salud pública. La recomendación sobre la coordinación de las
restricciones a la libre circulación en la UE se modificó a mediados de junio
con vistas a la temporada de vacaciones, aclarando más las exenciones para las
personas totalmente vacunadas y para las personas recuperadas y los esfuerzos
para garantizar la unidad familiar.
La vigilancia social se
va incrementando con el objetivo general de preservar la salud pública, pero siempre
se deberán adoptar medidas en función de un estricto examen preliminar de la
necesidad, su proporcionalidad, así como su alcance en función de datos
científicos y no como solución política improvisada al observarse la falta de
control de la pandemia. También se está debatiendo sobre la vacunación
obligatoria de toda la población contra la COVID-19 por considerar los
epidemiólogos que sería más eficaz que el pase de salud. El gran problema
planteado en algunos países europeos es el de la elección política, la
viabilidad de la medida y su aceptabilidad, que no depende de criterios
epidemiológicos o legales sino de contingencias prácticas, sociológicas y
políticas. De todas maneras,
observaremos en el futuro inmediato propuestas disparatadas de los políticos
para equilibrar el binomio salud-economía. El reto es que la población pueda
disponer de información fiable y experta en un momento de gran incertidumbre
como el actual.
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