martes, 21 de diciembre de 2021

COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (LXVIII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (57)

 COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (LXVIII): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (57) Publicado en Nordesía, dominical de Diario de Ferrol. 29/08/2021

Carlos Piñeiro Diaz, médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico

 La sociedad ha aprendido a convivir con la COVID-19, tras haber pasado un período de confinamiento y haber adoptado medidas como el uso de las mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso limitándose derechos básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad. Tercera dosis para personas frágiles inicialmente y se ampliará su administración.

 La variante Delta del coronavirus de la COVID-19 está condicionando la respuesta de los países y sus previsiones de futuro en relación con la tercera dosis de personas con vacunación completa, así como los estudios iniciales de efectividad de la vacunación y la disminución inmunológica de las defensas del organismo respecto al virus. Un estudio publicado recientemente por los CDC ( Centros para el control y prevención de enfermedades de Estados Unidos) sobre la efectividad de las vacunas COVID-19 para prevenir la infección por SARS-CoV-2 entre los trabajadores de primera línea antes y durante el predominio de la variante delta, ha evaluado la caída de efectividad de la vacuna ARN mensajero (Pfizer) frente a la infección por la variante delta pasando de un 91% a un 66% en estimaciones desde diciembre de 2020 a agosto de 2021. En otro estudio realizado en la misma horquilla de tiempo, en California, se valoró que la efectividad de la vacuna frente a la variante delta caería del 93% (durante el primer mes después de la vacunación completa) al 53% (a partir del cuarto mes tras vacunarse), publicado en la revista científica The Lancet. La noticia favorable es que permanece constante en el 93% de efectividad frente a la hospitalización. El impacto mediático de la tercera dosis se ha generalizado en los países más ricos y septiembre será un mes propicio para despliegues más amplios. Periódicos de gran prestigio económico y rigor en el mundo, como The Wall Street Journal y el Financial Times, pronostican el protagonismo futuro de la tercera dosis. El primer periódico refiere que la Administración Biden es probable que apruebe la tercera dosis a partir de los seis meses después de la dosis anterior y el Financial Times especifica que los asesores de vacunas del Reino Unido solicitarán un programa de refuerzo para personas con sistemas inmunitarios debilitados y después a los mayores de 70 años. En España, a la espera de la decisión de los expertos, parece que va por el mismo camino y los políticos autonómicos se apresuran con afirmaciones que corroboran tal posibilidad.

 La semana pasada la FDA (La Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) aprobó la tercera dosis para pacientes inmunodeprimidos, alrededor de un 3% de la población adulta norteamericana. Pfizer-BioNTech han solicitado la autorización de su vacuna COVID-19 con nuevo nombre, Corminaty, para la aplicación de la tercera dosis a la FDA.  

 Lo que parece claro es que alcanzar el 70% de vacunados en la población ante la COVID-19 no es suficiente para evitar la infección por el coronavirus SARS-CoV-2. En Islandia se ha alcanzado el 71% y un 84% de mayores de 12 años de cobertura vacunal y España lleva camino de alcanzar el 70%, pero las infecciones por variante delta aumentan, aunque no ocurre lo mismo con los fallecimientos. El virus está evolucionando de forma permanente y genera nuevas evidencias. Se transmite principalmente entre personas, cuando una persona infectada está en contacto cercano y depende de la cantidad de virus viable que se esté diseminando y sea expulsado por una persona, el tipo de contacto que se tiene con otras personas y el entorno. El virus se puede propagar de la boca o la nariz de una persona infectada en pequeñas partículas líquidas cuando la persona tose, estornuda, canta, respira con dificultad o habla. Las medidas de distanciamiento social, el uso de la mascarilla y la limitación de tiempo en lugares poco ventilados son fundamentales.



 La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un libro sobre la “Hoja de ruta para mejorar y asegurar buena ventilación interior en el contexto de COVID-19”, que resultaría muy interesante su difusión para evitar falsas noticias cuando se evalúa la contaminación en espacios interiores con ventilación inadecuada. El documento establece objetivos y medidas específicas que las empresas y otros establecimientos pueden adoptar para mejorar la ventilación y hacer que los edificios sean más seguros. Comprender y controlar la ventilación del edificio puede mejorar la calidad del aire que respiramos y reducir el riesgo de problemas de salud en interiores, incluido evitar que el virus que causa COVID-19 se propague en el interior. Esta hoja de ruta tiene como objetivo definir las preguntas clave que los usuarios deben considerar para evaluar la ventilación interior y los principales pasos necesarios para alcanzar los niveles de ventilación recomendados o simplemente mejorar la calidad del aire interior (IAQ) con el fin de reducir el riesgo de propagación de COVID-19. También incluye recomendaciones sobre cómo evaluar y medir los diferentes parámetros, específicamente en entornos sanitarios, no residenciales y residenciales, siempre que una persona se encuentre bajo cuidados domiciliarios o en cuarentena domiciliaria.

 Se cita esta hoja de ruta porque se inicia el curso escolar dentro de pocas fechas y también por la polémica establecida sobre la posibilidad de transmisión del virus en el interior de restaurantes y bares. Parece exigible la inversión económica en mejorar la ventilación en edificios públicos, incluidas escuelas, museos y oficinas públicas

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