COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (LXXI): MODELOS DE
CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (60). Publicado en Nordesía, dominical Diario de Ferrol, 19/09/2021
Carlos Piñeiro Diaz, médico de familia. Magister en Salud
Pública. Divulgador científico
La sociedad ha
aprendido a convivir con la COVID-19, tras haber pasado un período de
confinamiento y haber adoptado medidas como el uso de las mascarillas, el
distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece suficiente. Nuevos
modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso limitándose derechos
básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad. Se han empezado a
valorar los daños colaterales de la COVID-19.
Las instituciones
sanitarias continúan adoptando medidas extremas en hospitales y centros de
salud ante la COVID-19, centrando sus esfuerzos en el control de la enfermedad
por coronavirus SARS-CoV-2, pero un elevado porcentaje de enfermos crónicos
parecen sufrir las consecuencias de pandemias la decisión de disminuir su accesibilidad
asistencial. Recientemente, el historiador y pediatra de la Universidad de
Michigan en Estados Unidos, director del centro de historia de la Medicina, el
doctor Howard Markel calificaba como “menú de negligencias” lo que quedaba por
abordar como consecuencia de las repercusiones y consecuencias no deseadas, sin
ningún precedente histórico para esto. En Estados Unidos solo en los primeros
meses de la pandemia los médicos y enfermeras ordenaron tres millones menos de
vacunas para niños y específicamente 400.000 menos para el sarampión. Por
primera vez, las clínicas se vieron obligadas a racionar las pruebas de
laboratorio para enfermedades de transmisión sexual, ya que la capacidad y los
suministros del laboratorio se desviaron para realizar pruebas de COVID-19. Los
marcadores de contacto también se reasignaron para rastrear casos de clamidia,
gonorrea y sífilis para encontrar personas de contacto con pacientes de
COVID-19. El año pasado fallecieron más de 87.000 estadounidenses por
sobredosis de drogas cuando cerraron las clínicas de abuso de sustancias,
sufriendo estas clínicas las consecuencias de la falta de cobertura económica
por agotamiento de los fondos de ayuda. Millones de norteamericanos han perdido
el seguro médico de sus empleadores, han caído en la pobreza o sus vidas se han
visto envueltas en trastornos. Muchos medios periodísticos recogieron la
situación colateral de la pandemia analizada por uno de los profesores de
historia de la medicina de mayor prestigio. La interrupción de los servicios de
inmunización, en todo el mundo, pone a los niños en riesgo de contraer
enfermedades como la difteria, el sarampión y la poliomielitis. La pandemia ha
puesto de manifiesto una alerta sobre cuanto depende la salud colectiva de la
responsabilidad de cada individuo y también sobre la importancia del papel de
las vacunas para mantener a la población mundial segura y saludable. Muchos
países han suspendido temporal y justificadamente las campañas de vacunación
preventiva contra enfermedades como el cólera, el sarampión, la meningitis, la
poliomielitis, el tétanos, la fiebre tifoidea y la fiebre amarilla, debido al
riesgo de transmisión y la necesidad de mantener el distanciamiento físico
durante las primeras etapas de la pandemia de la Covid-19.
Markel considera que el coronavirus es una enfermedad de transmisión social y que todos tenemos un contrato social para detenerlo.
La pandemia ha puesto
a prueba el sistema de prestación de los servicios de salud. Los brotes locales
de la epidemia vírica han tenido como resultados efectos colaterales directos e
indirectos en la atención médica. Según la Escuela de Salud Pública Johns
Hopkins la pandemia en curso ha tenido un impacto colateral alto en el mundo
por las bajas tasas de vacunación muchos países, interrumpiendo también la
cadena de suministros de medicamentos, poniendo en riesgo decenas de productos
farmacéuticos. Ingredientes farmaceúticos activos (API) procedentes de la India
han sufrido restricciones, así como en China, de cuyas importaciones dependen todos
los países. El 40% de los API de Estados Unidos en medicamentos genéricos
proceden de la India, afectando las restricciones al tratamiento de
enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) calcula que se incrementarán las muertes por malaria
un 200% y se calcula que las muertes en el mundo pueden alcanzar a 769.000
personas, derivado de la sobrecarga de las infraestructuras de salud, así como
desviaciones de actividades de laboratorio y servicios clínicos. Para las
enfermedades crónicas se espera que las interrupciones de las cadenas de
suministro y los tratamientos diferidos impulsen un aumento en la carga de las
enfermedades. Los sistemas de salud del mundo están experimentando una
disminución en la atención de urgencia y emergencias para enfermedades agudas.
En Estados Unidos se ha observado una disminución de un 40% del número de
ataques cardiacos graves que se tratan en los hospitales, observándose un
incremento de visitas domiciliarias de un 400% de síntomas cardiacos, muriendo
la mayoría de estos pacientes en sus domicilios.
En España existen pocos
informes sobre los efectos colaterales de la pandemia. Osakidetza, el servicio
vasco de Salud ha publicado un informe donde se estima que el año pasado se
dejaron de detectar 1.897 tumores en la Comunidad Autónoma Vasca por causa de
la alteración que ha provocado la pandemia en los programas de cribado de
cáncer de mama y colorrectal, y sólo se invitó a participar al 54,4% y 39,1% de
la población diana en cada caso.
En Galicia se podrá
utilizar el pasaporte COVID con el aval del Tribunal Supremo, por lo cual se
podrá exigir el pase sanitario para acceder a establecimientos de ocio y
hostelería de la Comunidad. En Francia persiste la polémica pues un empresario
podría despedir a un empleado en caso de que se niegue a ser vacunado pues es
obligatorio el uso del pase sanitario en las empresas.
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