COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (LXX): MODELOS DE CONVIVENCIA CON LA COVID-19 (59). Publicado en Nordesía, dominical diario de Ferrol, 12(09/2021
Carlos Piñeiro Diaz, médico de familia. Magister en Salud
Pública. Divulgador científico
La sociedad ha
aprendido a convivir con la COVID-19, tras haber pasado un período de
confinamiento y haber adoptado medidas como el uso de las mascarillas, el
distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece suficiente. Nuevos
modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso limitándose derechos
básicos con el objetivo social de controlar la enfermedad. Se han iniciado en
Europa medidas obligatorias de vacunación en profesionales.
La polémica
establecida en Francia ha surgido tras la decisión del presidente de la
República Emmanuel Macron y el ministro de Salud Olivier Véran , estableciendo
la obligatoriedad de vacunarse de nuevo a los profesionales de la salud y en
particular a los que trabajan en hospitales, residencias de ancianos u otros
establecimientos de salud. A partir del día 15 de septiembre deberán recibir la
primera dosis de una vacuna contra la COVID-19 para poder continuar su
ejercicio profesional y la segunda inoculación debe cumplimentarse antes del 15
de octubre. El riesgo de eludir esa norma implica poder ser suspendido de su
contrato de trabajo sin remuneración. En Quebec, Canadá, también se han puesto
en marcha las mismas medidas, ampliando incluso medidas de pasaporte COVID para
visitas hospitalarias. La influencia francófona es importante y en países como
en la República de Benín en el oeste de África también es obligatoria la
vacunación de los profesionales de la salud. Los sindicatos de profesionales de
la salud tachan de abuso tal imposición y ha generado protestas en las calles. El
sindicato de bomberos de Niza ha iniciado sus protestas ante la obligatoriedad
y la suspensión de empleo y sueldo posible. El 14 de septiembre está convocada
una movilización nacional contra dicha obligatoriedad. Pero lo que parece inquietar
más es la medida restrictiva revestida de obligatoriedad.
Los empleadores en
Estados Unidos, según la Harvard Business Review, han aumentado sus exigencias
para que los trabajadores se vacunen. La propagación de la variante Delta y la
disminución de las tasas de nuevas vacunas aporta una nueva urgencia al
esfuerzo por aumentar las tasas de vacunación. El
presidente norteamericano Joe Biden emitió hace una semana dos
órdenes ejecutivas que exigen vacunas para los trabajadores y contratistas
federales y anunció nuevos requisitos para los grandes empleadores y
proveedores de atención médica que, según dijo, afectarían a alrededor de 100
millones de trabajadores, más de dos tercios de la fuerza laboral
estadounidense. También anunció que le pidió al Departamento de Trabajo que
emitiera una regla de emergencia que requiera que todos los empleadores con 100
empleados o más se aseguren de que su fuerza laboral esté completamente
vacunada o que los trabajadores no vacunados presenten una prueba de Covid negativa
al menos una vez a la semana. El requisito podría conllevar una multa de
14.000 dólares por infracción y afectaría a dos tercios de la fuerza laboral
del país, dijo un alto funcionario de la administración. Como se puede
observar, se endurecen las directrices de vacunación para los profesionales que
tienen contacto con la población a través del desempeño de sus trabajos porque
existen personas que no aceptan las vacunaciones y que supone casi el 10 por
ciento de trabajadores en los países que han adoptado estas medidas.
Los datos
concluyentes del informe de seguimiento de la efectividad de las vacunas en
Inglaterra son significativos ( “COVID-19 vaccine surveillance report-week 36”):
las vacunas han evitado directamente más de 143.000 hospitalizaciones, de 24,4
a 24,9 millones de infecciones y de 108.600 a 116.200 muertes por COVID-19. La
revista científica The New England Journal of Medicine ha publicado que la
vacunación reduciría la transmisión del SARS-CoV-2 en más de 140.000 sanitarios
(pre-delta) y su entorno familiar. La transmisión se redujo de 9,4 (tasa de
eventos por 100 personas-año) a 2,98 tras la doble pauta de vacunación.
La Academia
Americana de Pediatría de Estados Unidos, ha observado que el 27% de las nuevas
infecciones detectadas ya se producen en niños. Hasta que exista una vacuna
aprobada para los menores de 12 años, la mejor protección para ellos es la
vacunación de la población adulta.
En España, se
comunica con alivio haber abandonado el riesgo alto de contagio, pero todavía persiste
una incidencia de contagios de 140 casos por 100.000 habitantes y más de 70
muertes en las últimas 24 horas. Los datos apuntan que tendremos que convivir
con la circulación del virus y que se deberán mantener las medidas que las
autoridades sanitarias recomienden, siendo la distancia social, el uso de la
mascarilla, la higiene de manos y la vacunación las únicas estrategias para
controlar la expansión de la infección vírica. A pesar de haber conseguido
altas tasas de vacunación hay que insistir que, por el momento, son los adultos
vacunados los que contribuyen a proteger a la infancia no vacunada. Se cree que
la inmunidad innata de los menores ha sido clave en su protección frente al
coronavirus SARS-CoV-2 y la COVID-19, pero la variante delta y la insuficiente
vacunación en algunos países está aumentando la tasa de infección relativa. La
variante delta del coronavirus muestra mayor replicación y capacidad de
infección, así como más resistencia a anticuerpos.
Se ha publicado en la
revista científica “Nature Medicine” la efectividad de la vacuna ARNm de Pfizer
en más de 10.800 embarazadas, siendo frente a la infección un 96%, frete a
síntomas un 97% y frente a hospitalización un 89%. Los datos de vacunación son
favorables en muchos sectores de la población.
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