COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS(XXIX): MODELOS DE CONVIVENCIA CON EL COVID-19(18) DOMINICAL DIARIO DE FERROL NORDESÍA, 15/11/2020. Página 11/35
COBERTURA INFORMATIVA
SOBRE PANDEMIAS (XXIX): MODELOS DE CONVIVENCIA CON EL COVID-19(18)
Carlos Piñeiro Diaz,
médico de familia. Magister en Salud Pública. Divulgador científico
La sociedad ha aprendido a convivir con el COVID-19, tras haber pasado un
período de confinamiento y haber adoptado diversas medidas como el uso de las
mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado de manos, pero no parece
suficiente. Nuevos modelos de convivencia se han convertido en reto, incluso
habiéndose limitado derechos básicos con el objetivo social de controlar las
consecuencias del coronavirus. La segunda ola alcanza su pico.
El doce de abril del año 1955, millones de
personas escuchaban por la radio en Estados Unidos la conferencia de prensa
ofrecida en la Universidad de Michigan, donde se anunciaba que la vacuna contra
la polio del Dr. Jonas Salk era “segura y efectiva”. Repicaron las campanas de
todas las iglesias y la gente salía a la calle llorando y abrazándose. Las
compañías farmacéuticas comenzaron a producir millones de dosis de la vacuna
Salk. A mediados de los años 60 la vacuna preferida fue la vacuna Sabin contra
la polio. Los doctores Salk y Sabin no patentaron sus vacunas por su generosidad
con la población, aunque podrían haber sido multimillonarios. Preguntado el
doctor Salk en una entrevista sobre quién era el dueño de la patente de la
vacuna de la polio, contestó: “Bueno, yo diría que el pueblo”. En el año 1958,
se utilizó la vacuna Salk en España y en el año 1963 se inició la vacuna Sabin
con carácter experimental y como campaña secreta, en Lugo y León, sin
explicarle a la población ni a los médicos que se trataba de una fase piloto (
revista Asclepio de historia de la medicina del CSIC).
En contraste con el mundo mercantilizado
actual, los responsables de las dos vacunas de RNA mensajero contra el
COVID-19, fruto de la biotecnología del año 2008, también tienen dos
protagonistas señeros como BioNtech (Alemania) y Moderna (Estados Unidos).
Durante el mes de mayo del año actual, Moderna anuncia que su vacuna ha dado
buenos resultados en fase I y que estará disponible en enero del 2021, pasando
a vender su director financiero y director médico acciones millonarias,
siguiendo la misma senda el director general de Pfizer tras anunciar la
eficacia de su vacuna del 90% en fase III. Los gobiernos y los mercados
bursátiles se han reavivado ante la posibilidad de la pronta vacunación contra
el coronavirus. La Unión Europea ha formalizado 300 millones de esta vacuna.
En la revista médica The Lancet, se advierte
esta semana sobre el “populismo médico” de algunos responsables políticos y de
las consecuencias que pueden tener las respuestas de líderes como Donald Trump
en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil o Rodrigo Duterte en Filipinas. En
los tres países, las respuestas de los jefes de estado al brote del coronavirus
COVID-19 se ha caracterizado por la simplificación de la pandemia minimizando
sus impactos o promocionando soluciones o tratamientos fáciles, incluso
utilizando las reacciones a su propia enfermedad, como en Brasil o Estados
Unidos, para reivindicar que habían minimizado la pandemia. La comisión de “The
Lancet COVID-19” advierte sobre dicho populismo médico y del riesgo que supone
el mesianismo de las vacunas, que se hace eco de la cultura del optimismo en
brotes anteriores, con consecuencias negativas sobre el asesoramiento de las
autoridades científicas y de las instituciones de salud mundial de la crisis de
salud pública más grave que haya enfrentado el mundo en el último siglo.
La guerra mediática de las vacunas para la
pandemia por COVID-19 está servida. Pfizer ha comunicado que su vacuna, en fase
III, es eficaz en un 90%. Una noticia esperanzadora que requiere cautela hasta
su aprobación definitiva, pues son resultados preliminares. Al tratarse de una
vacuna con RNA mensajero, requiere un almacenamiento de ultracongelación.
Preocupa la temperatura de conservación, transporte y almacenamiento de algunas
vacunas contra el COVID-19. En concreto las vacunas que utilizan material
genético del virus, como la anunciada por la empresa farmacéutica Pfizer.
Ningún país actual dispone de un sistema de salud que permita manejar
adecuadamente estas vacunas, que exigen -70ºC en su almacenamiento, aunque en
las salas de vacunación puede mantenerse durante cinco días entre 2ºC y 8ºC. Es
clave el mantenimiento de la cadena de frío en todo el proceso de transporte,
conservación, manipulación y almacenamiento para asegurar el éxito de la
vacunación. Será precisa una red de ultracongelación en todos los países que
vayan a usarla, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se están
llevando a cabo grandes inversiones financieras en empresas de transporte
señeras para la construcción de nuevas instalaciones en sus centros de
distribución para guardar vacunas bajo ultracongelación. Estas instalaciones
cuentan con sensores de temperatura y congeladores especiales, capaces de
enfriar a -80ºC. Existen antecedentes de vacunas para el virus ébola que
requieren un almacenamiento similar, entre -70ºC y -80ºC, usada en la
actualidad en la República Democrática del Congo, habiendo vacunado a más de
300.000 personas durante la epidemia reciente sufrida en este país.
La vacuna Sputnik 5, la vacuna rusa contra el
COVID-19, presenta un 92% de efectividad en fase III, según sus fabricantes y
como resultados preliminares, por lo cual también exige cautela. Un experimento
realizado con 40.000 “voluntarios”.
La pandemia parece encontrarse en el pico de
su segunda oleada y el Ministerio de Sanidad notificó 21.371 nuevos casos de
coronavirus y 308 muertes. La población no ha salido a la calle exultante de
alegría por el anuncio de la efectividad de la vacunación de Pfizer. Dura
realidad.
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