lunes, 15 de junio de 2020

COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (VIII): COVID-19 Y RESIDENCIAS DE MAYORES (1)


Publicado en dominical de Diario de Ferrol, 14.06.2020, página 10, 34
COERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS(VIII): COVID-19 Y RESIDENCIAS DE MAYORES (1)


COBERTURA INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (VIII): COVID-19 Y RESIDENCIAS DE MAYORES (1)
Carlos Piñeiro Diaz, médico del centro de salud de Narón. Magister Salud Pública
 La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, de diciembre del 2000, especifica: Artículo 21.1. Se prohíbe toda discriminación, y en particular la ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos o sociales, características genéticas, lengua, religión o convicciones, opiniones políticas o de cualquier otro tipo, pertenencia a una minoría nacional, patrimonio, nacimiento, discapacidad, edad u orientación sexual.
  Desde el inicio de la pandemia del COVID-19, uno de los lugares con mayor riesgo y elevada mortalidad, en todo el mundo, ha sido el interior de las residencias de mayores. El torbellino de las informaciones, de noticias confusas sobre el COVID-19, destaca la referida a las personas mayores en las residencias, provocando sentimientos y reacciones de indignación entre la población general.  Independientemente de los análisis de los políticos, es evidente que las personas mayores han sido las víctimas de la infección ocasionada por el virus SARS-CoV-2, reconocida como pandemia por la OMS el 11 de marzo de 2020. Otros países, como Francia, Italia, Canadá, Estados Unidos, sufren la misma situación de alarma en las residencias de mayores, bajo la sospecha de que existen más muertes, no registradas como derivadas de la enfermedad vírica y con relatos dramáticos de lo que ha ocurrido en el interior de las residencias.
 Según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), de los más de 250.000 casos notificados en España, las personas mayores de 70 años suponen más del 37% del total (casi un 24% de mayores de 80 años), superando las 17.000 defunciones (36,5%), de un total de personas fallecidas hasta mayo de 20527, habiendo sido hospitalizados el 94, 8% e ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos un 61% del total de pacientes en UCI, falleciendo el 87% de forma global. El porcentaje de pacientes mayores de 80 años con ingreso en UCI del 5% frente al 29% en el grupo de hospitalizados sin ingreso en UCI. En un análisis específico sobre defunción se observa que los pacientes fallecidos, frente a los no fallecidos, son significativamente mayores (edad mediana 83 vs 58 años), los hombres están más representados, presentan más frecuentemente enfermedades de base, neumonía y otras complicaciones respiratorias, y han sido hospitalizados e ingresados en UCI con mayor frecuencia. El 87% de los pacientes que fallecen tienen más de 70 años, el 95% de los mismos presentaban algún tipo de enfermedad de base previa y el 60% padecían una enfermedad cardiovascular.

 En la actualidad se alcanza una cifra total de fallecidos de 27.136. El 56,6% de los casos de COVID-19 son mujeres y la mediana de edad de los casos es 60 años, siendo mayor en hombres que en mujeres (62 vs 59 años).  Puede observarse que no concuerdan los datos con lo que afirman los políticos. Conviene realizar un análisis objetivo de la situación en la que se encuentran las instituciones, los centros residenciales y sociosanitarios ante una pandemia, como la del COVID-19.
 En las residencias de mayores, viven alrededor de 350.000 personas, siendo vulnerables a las epidemias por sus características de múltiples patologías crónicas y situaciones de deterioro cognitivo y discapacidad, con grados diversos de dependencia, necesitando ayuda para las actividades de su vida cotidiana y con contacto próximo de personas cuidadoras y de apoyo.
 Las personas mayores ingresadas en residencias y su personal de cuidados, tienen mayor vulnerabilidad y un riesgo elevado al COVID-19, siendo más letal para mayores de 60 años, tal como  sugieren los datos de la pandemia, propagándose a través de las gotitas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose o estornuda. El riesgo de transmisión es elevado en entornos de atención a largo plazo, donde los adultos mayores son especialmente vulnerables a las enfermedades respiratorias. Hay que sumar las situaciones del interior de las residencias, donde las comidas suelen ser comunales y se realizan actividades grupales que facilitan el contacto próximo con otras personas, que pueden ser transmisoras de la enfermedad. Asimismo, existe un alto nivel de trasiego de personas visitantes y de personal que les proporciona los cuidados. En ocasiones con mínimo de profesionales cualificados, profesionales con salarios precarios, instalaciones y recursos insuficientes.
 La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó, el pasado 21 de marzo, la guía para la prevención y control del COVID-19 en instituciones de cuidados de larga duración, donde se recogen recomendaciones específicas para los centros, donde considera que COVID-19 es una enfermedad respiratoria aguda causada por un nuevo coronavirus humano (SARS-CoV-2, llamado virus COVID-19), que provoca una mayor mortalidad en personas de ≥60 años y en personas con afecciones médicas subyacentes como enfermedad cardiovascular, enfermedad respiratoria crónica, diabetes y cáncer. Centros como hogares de ancianos y de rehabilitación, con instalaciones que atienden a personas que sufren discapacidad física o mental, con personas de edad avanzada. Las personas que viven en estos centros son más vulnerables, con mayor riesgo de resultados adversos y de infección por vivir cerca de otros. Deben tomar precauciones especiales para proteger a sus residentes, empleados y visitantes. Insta a las autoridades de cada país, a hacerse cargo de la coordinación y activación de las redes sanitarias y sociales para garantizar la continuidad de cuidados entre las citadas instituciones y los diferentes proveedores de atención sanitaria. En España, el Ministerio de Sanidad publicó un primer documento técnico para la prevención y control frente al COVID-19 en residencias de mayores, el pasado 5 marzo, y una guía ampliada el 24 del mismo mes.






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