COBERTURA
INFORMATIVA SOBRE PANDEMIAS (IV):
LAVAR LAS MANOS
SALVA VIDAS
Carlos Piñeiro Diaz,
médico centro de salud de Narón. Magister Salud Pública
Nunca hubiéramos
imaginado que la actual pandemia, de coronavirus COVID-19, sería retransmitida
a diario en todos los formatos informativos posibles, con mapeos actualizados
en todo el planeta por las universidades y plataformas informativas más
prestigiosas, respirando en el día a día la vida y la muerte de las personas,
confinadas en muchos países e incrementándose de forma desmesurada el consumo
de información.
Actualmente, la
higiene de las manos es el factor individual más importante para el control de
las infecciones. Pero, no siempre fue así. Ignaz Semmelweis, un obstetra
húngaro que, a mediados del siglo XIX, precediendo los hallazgos de Pasteur y
Lister, logró descubrir la naturaleza infecciosa de la fiebre puerperal,
logrando controlar su aparición con una simple medida de antisepsia: el lavado
previo de manos antes y después de atender a sus pacientes. Millones de vidas
se han salvado, gracias a este descubrimiento. Aún así, la tasa de infección es
alta en muchas partes del mundo, a pesar de que la educación sobre higiene y lo
recursos de salud están disponibles, por lo que el problema surge de la
práctica personal y el comportamiento en la comunidad.
La higiene de las
manos juega un gran papel en la minimización de las infecciones respiratorias
agudas. Al evaluar el potencial para reducir la transmisión de las enfermedades
infecciosas a través de la práctica de higiene, se reconoce que las manos
contaminadas y la falta de práctica de la higiene de manos son los principales
contribuyentes. En los últimos años hubo una conciencia real de que las manos y
las superficies también pueden ser una ruta de transmisión para los virus de la
gripe. El brote del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y las
preocupaciones sobre la gripe aviar han aumentado la conciencia sobre el
potencial de transmisión de virus respiratorios a través de las manos y las
superficies. La evidencia de que medidas como la higiene de las manos pueden
reducir la propagación de las infecciones del tracto respiratorio, provienen de
los brotes de SARS en Hong Kong, que coincidieron con la última parte de la
temporada de influenza (gripe), cuando se observó que, a medida que se llevaban
a cabo amplias medidas de salud pública personal y comunitaria, los números de
casos de influenza disminuyeron significativamente, más de lo habitual para la
época del año. En el contexto de las dolencias respiratorias epidémicas,
como las ocasionadas por el coronavirus COVID-19, aplicar los principios llave
básicos de higiene, es necesario para la protección personal y de otras
personas contra las dolencias respiratorias infecciosas. Las medidas básicas de
higiene son: la higiene de manos, la higiene respiratoria y mantener la
distancia (por lo menos un metro, de personas con síntomas respiratorios),
evitando el contacto próximo con personas infectadas.
El lavado de manos ha
de realizarse: antes, durante y después, para cocinar; antes y después de la
preparación de alimentos; después de sonarse la nariz, toser o estornudar;
antes y después de cuidar de alguien; después de tocar en algún animal, en su
comida o en residuos de animales; después de tocar en la basura doméstica y
después de usar el baño; realizando la higiene de manos antes y después de
tocarse en el rostro o en la nariz y después de tocar el picaporte de la puerta
exterior del portal del domicilio o tras el uso del ascensor o el pasamanos de
la escalera. Debemos recordar que el lavado de manos con agua y jabón salva
vidas y que ha de durar el lavado un mínimo de 20 a 30 segundos, en cada
ocasión.
Se ha demostrado científicamente, que la falta
de higiene adecuada de las manos es un problema global. Las personas suelen
tender a lavarse las manos solo si hay suciedad visible, lo que lleva a
enfatizar la importancia de los esfuerzos relacionados con el comportamiento
adecuado de higiene de las manos.
En el caso de las
infecciones agudas respiratorias, el material infeccioso también se puede
depositar directamente en las manos y los tejidos al estornudar y sonarse la
nariz. La contaminación de las manos puede ocurrir al apretar las manos o
tocar superficies contaminadas. Los agentes patógenos que se desprenden
del medio ambiente desde estas fuentes pueden sobrevivir durante períodos
significativos y se propagan fácilmente por el hogar hacia y desde las manos y
mediante pañuelos y pañuelos de papel, manijas de puertas y grifos, teléfonos u
otras superficies de contacto con las manos. La clave para prevenir la
transmisión de infecciones a través de las manos (y otras superficies) es la
aplicación de procedimientos efectivos de higiene.
La clave para prevenir la transmisión de infecciones a
través de las manos (y otras superficies) es la aplicación de procedimientos
efectivos de higiene. La descontaminación de las manos puede llevarse a cabo ya
sea mediante el lavado de manos con jabón o mediante el uso de desinfectantes
para manos sin agua, que logran una reducción logarítmica de la contaminación
bacteriana y viral en las manos mediante la eliminación de la contaminación o
matando a los organismos in situ. El impacto en la salud de la higiene de
manos dentro de una comunidad determinada puede incrementarse mediante el uso
de productos y procedimientos, ya sea solos o en secuencia, que maximicen la
reducción logarítmica de bacterias y virus en las manos.
Lavar las manos con agua y jabón, es una excelente
oportunidad para controlar la expansión del coronavirus COVID-19.
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