miércoles, 22 de enero de 2020

BEBIDAS AZUCARADAS Y SALUD

BEBIDAS AZUCARADAS Y SALUD Diario de Ferrol, 19.01.2020 Pg.8-36

BEBIDAS AZUCARADAS Y SALUD
Carlos Piñeiro Diaz, médico centro de salud de Narón. Magister Salud Pública
 Un elevado porcentaje de la población valoraba positivamente los efectos de las bebidas azucaradas, pero las evidencias científicas, durante la última década, ponen de manifiesto los riesgos que conllevan los excesos de la ingesta de azúcares añadidos en nuestra salud. El consumo de bebidas azucaradas va ligado a enfermedades metabólicas y cardiovasculares, que empeora la salud de la población.
 La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta reducida de azúcares libres durante toda la vida. En su informe del 2015 acerca del consumo de azúcares en adultos y niños, define a los azúcares libres como los monosacáridos y los disacáridos añadidos a los alimentos por los fabricantes, los cocineros o los consumidores, así como los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los jugos/zumos de fruta y los concentrados de jugo/zumo de fruta. Tanto para los adultos como para los niños, el consumo de azúcares libres se debería reducir a menos del 10% de la ingesta calórica total. Una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total produciría beneficios adicionales para la salud.  Esta proporción equivale a menos de un vaso de 250 ml de bebida azucarada al día.


 La ingesta de azúcares libres debe reducirse, con el límite superior deseable inferior al 5% de la ingesta de energía en niños y niñas y adolescentes, entre 2 y 18 años (15 a 28 gramos en niñas y 16 a 37 gramos en niños), según la edad. Las ingestas deben ser aún más bajas, en niños menores. Según el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN.
 La definición de “azúcares libres” de la OMS, debe usarse en las recomendaciones dietéticas, estudios, reglamentaciones y en el etiquetaje de alimentos. En Europa, este término debería incluirse en las etiquetas de composición de alimentos, expresadas en gramos y como porcentaje de ingesta dietética diaria. Los batidos y los productos lácteos endulzados son una fuente importante de azúcares libres, por lo que su ingesta debe ser limitada.
  Los azúcares presentes de forma natural en frutas intactas y la lactosa, presente naturalmente en la leche humana o animal, o en otros preparados sin endulzar, no se consideran azúcares libres.
 Un estudio inquietante, publicado por el grupo del Dr. Stanhope y su equipo, de la Universidad de California, demostró que bastan dos semanas de ingesta de azúcares en cantidad elevada, para incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular. El propio autor refería “lo que estos resultados demuestran es que respondemos de manera muy sensible a la cantidad de azúcar añadida a las bebidas. Es impactante, cuando ves los cambios ocurridos después de dos semanas de consumir estas bebidas y piensas en niños que lo consumen a diario toda su vida. Seguramente ningún padre, con este conocimiento, introduciría este riesgo en la vida de sus hijos”.
 Los adultos mayores de 45 años que consumen grandes cantidades de bebidas azucaradas, incluidos refrescos, bebidas de frutas y zumos de frutas, pueden tener mayor riesgo de morir por enfermedades cardiacas u otras causas, en comparación con los que consumen menos bebidas azucaradas, según una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas de Estilo de Vida y Salud Cardiovascular/Epidemiología y Prevención 2018 de la Asociación Americana del Corazón.
 Un estudio reciente de investigadores franceses (resultados de la cohorte prospectiva NutriNet-Santé) , reseña que un aumento de 100 ml por día en el consumo de bebidas azucaradas se asoció a un incremento del 18% en el riesgo de cáncer en general y del 22% en el riesgo de cáncer de mama.  Cuando el grupo de bebidas azucaradas se dividió en zumos de frutas y otras bebidas azucaradas, el consumo de ambos tipos de bebidas se asoció a un mayor riesgo de cáncer en general.
  El consumo de bebidas azucaradas ha aumentado en todo el mundo en las últimas décadas; Según la Carga Global de Enfermedad, su "valor de exposición resumido" (teniendo en cuenta el grado de exposición por nivel de riesgo y la gravedad de la contribución de ese riesgo a la carga de enfermedad) aumentó en más del 40% de 1990 a 2016. El impacto de las bebidas azucaradas en la salud cardiometabólica está bien estudiado:  están asociadas con un mayor riesgo de aumento de peso, sobrepeso u obesidad; una mayor incidencia de diabetes tipo 2 (independientemente de la adiposidad); un mayor riesgo de hipertensión; y con muerte cardiometabólica.

 El Ministerio de Sanidad, ha suscrito convenios con empresas alimentarias y de bebidas para reducir, de media, un 10% de azúcar, grasas saturadas y sal en sus productos. Los compromisos engloban a más de 4.000 alimentos y bebidas de 13 grupos diferentes: bebidas refrescantes, bollería y pastelería, cereales de desayuno, cremas, derivados cárnicos, galletas, helados, néctares de frutas, pan especial envasado, platos preparados, productos lácteos y salsas. En azúcar añadido, destaca una reducción de un 18% en mayonesas, 10% en productos lácteos como yogures y batidos, y 5% en cruasanes, kétchup o pan de molde.
 Existen diversas tentativas para regular el exceso de consumo de bebidas azucaradas, tales como aplicación de impuestos, regulaciones de la venta en el lugar de trabajo, aunque el panel de expertos de la OMS no alcanzó un acuerdo sobre la posibilidad de recomendar que se graven con mayores impuestos las bebidas y refrescos azucarados, por lo que son iniciativas aisladas en pocos países, actualmente. La organización de la ONU ha afirmado que seguirán adelante con este objetivo.









No hay comentarios:

Publicar un comentario