CIUDADES SALUDABLES Y FELICES Diario Ferrol dominical Nordesía 26.02.18 Página 10-38
CIUDADES SALUDABLES Y FELICES
Carlos Piñeiro Diaz,
médico centro de salud de Narón. Magister salud pública
La OMS organizó la Cumbre
Internacional de Alcaldes en Copenhague de la Red de Ciudades Saludables. Se confirma
el papel de las ciudades para la creación de un futuro más saludable y feliz.
Parece un reto
complicado cumplimentar las conclusiones de la Cumbre Internacional de Alcaldes
de la Red de Ciudades Saludables de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
celebrada los días 12 y 13 de febrero en Copenhague. La reunión se celebró en
la ciudad danesa considerada como una de las ciudades más saludables y felices
del mundo. La OMS define una ciudad saludable no como una ciudad que ha
alcanzado un particular estado de salud sino como un lugar que continuamente
crea y mejora su entorno físico y social.
Copenhague está
considerada como una ciudad con un diseño urbano adaptado a las necesidades de
sus habitantes, manteniendo el inventario histórico de sus viviendas, con una
sólida cultura del uso de la bicicleta (más del 50% de los viajes dentro de la
ciudad se realizan en bicicleta, ciudad con 5.2 bicicletas por cada automóvil)
y una extensa zona peatonal, predominando la filosofía de la habitabilidad. Se
encuentra inmersa en un ambicioso proyecto de convertirse en el año 2025 en la
ciudad del carbono neutral, una ciudad hacia un futuro sin emisiones de carbono,
incrementando sus parques eólicos para transformar los sistemas de calefacción
en toda la ciudad, promoviendo la eficiencia energética e incrementando el uso
del transporte público y el uso de la bicicleta. Se pretende sustituir el
carbón por biomasa, agregando más electricidad eólica y solar para la red.
Dispone de la planta de enfriamiento de Adelgade que extrae agua de mar fresca
de una tubería de admisión del canal Nyhavn y luego transporta el agua fría a
través de tuberías aisladas a los edificios. La ciudad estima que el
enfriamiento del distrito reduce las emisiones de carbono en casi un 70% y el
consumo de electricidad en un 80% en comparación con el aire acondicionado
convencional. Una planta de conversión de residuos en energía limpia
proporcionará electricidad y calefacción a 150000 hogares. La comida que se
sirve en las instituciones públicas de Copenhague es orgánica en un 88% y reduce
en un 25% el desperdicio de alimentos a través de un supermercado con excedente
de alimentos. Tenemos mucho que aprender de las iniciativas de las ciudades
para que sean más sostenibles, saludables y felices, como con las buenas
prácticas de la capital danesa donde el 50% de los viajes en la ciudad se hacen
en bicicleta, el 96% de los ciudadanos pueden caminar a parques o playas en
menos de quince minutos y casi el noventa por ciento de todas las instituciones
públicas están distribuyendo alimentos orgánicos.
El Consenso de los
Alcaldes de Copenhague establece “el compromiso a actuar juntos para mejorar la
salud y el bienestar de todos los que viven, aman, aprenden, trabajan y juegan
en nuestras ciudades”: reconociendo el poder que tienen las ciudades para abordar
los principales desafíos que afectan a las personas, implementando la Agenda
2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y sus metas, haciendo
hincapié en el enfoque de los derechos humanos para evitar la desigualdad en
salud a través de la experiencia de la Red de Ciudades Saludables, invirtiendo
en estrategias de políticas de salud y bienestar como condición previa para
sociedades equitativas, sostenibles y pacíficas, reconociendo el papel que las
ciudades y lugares urbanos juegan en la prevención de enfermedades y la
promoción de la salud así como la necesidad de abordar los aspectos sociales,
ambientales, culturales, de comportamiento, comerciales y políticos, como
determinantes de la salud y el bienestar. También se plantea el papel crucial
de las ciudades y a nivel de los gobiernos locales para reducir las
desigualdades con enfoque de universalidad proporcional en los grupos de mayor
vulnerabilidad, jugando el papel de la reducción de la pobreza dentro de sus comunidades,
incluidas la pobreza alimentaria y la pobreza de la vivienda.
El documento
establece los puntos para desarrollar una estrategia óptima en las comunidades
locales y ciudades como el empoderamiento de la población; el liderazgo en la
creación de lugares que faciliten la inclusión en la comunidad a través de la
salud y el bienestar de todos, transformando los lugares donde viva la gente,
el diseño urbano para mejorar la habitabilidad de las personas, respaldando la
salud durante todo el ciclo de vida y destacando la mejora de las
infraestructuras físicas y sociales en las ciudades o lugares urbanos,
incluyendo la salud, educación y servicios sociales, así como una vivienda
adecuada, equitativa, segura y accesible disponible para todos.
Una ciudad saludable
debe liderar la participación de todos los individuos y comunidades en las
decisiones que les afectan y los lugares donde viven, trabajan, aman y juegan.
Se adquiere el compromiso de la alfabetización en materia de salud, sociedad y
medioambiente de las poblaciones a lo largo del ciclo vital como herramienta
para alentar la participación y el empoderamiento. Se comprometen a liderar con
el ejemplo, esforzándose en mejorar la prosperidad y el fortalecimiento de los
activos a través del gobierno basado en valores de bienes y servicios comunes.
Adquieren el compromiso de liderar desde las ciudades la protección del planeta
como el corazón de todas las políticas de la ciudad.
Observemos las buenas prácticas de las ciudades y exijamos a
los políticos su conocimiento y desarrollo dirigido a la población.
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