Diario de Ferrol. Dominical Nordesía 22.03.2020, página 14-38 todoSalud
COBERTURA INFORMATIVA
SOBRE LAS PANDEMIAS (1)
Carlos Piñeiro
Diaz, médico centro de salud de Narón. Magister Salud Pública
Nunca hubiéramos
imaginado que la actual pandemia, de coronavirus COVID-19, sería retransmitida
a diario en todos los formatos informativos posibles, con mapeos actualizados
en todo el planeta por las universidades y plataformas informativas más
prestigiosas, respirando en el día a día la vida y la muerte de las personas,
confinadas en muchos países e incrementándose de forma desmesurada el consumo
de información.
A mediados del siglo XIX,
surgieron en España las agencias de noticias y de publicidad, utilizando el
telégrafo y el ferrocarril para la difusión de las informaciones. En España, el
precio del periódico resultaba excesivamente caro para un elevado porcentaje de
la población, con más de un 60% de analfabetismo y escaso salario, siendo
considerado como un lujo y asequible para la burguesía, compuesta por nobles y
clérigos, miembros de la burocracia real, oficiales del ejército y algunos
sectores de la clase media como médicos, abogados, profesores y comerciantes
(De Gabriel, 1997). Posteriormente los ingresos procedentes de la publicidad
permitieron el nacimiento de periódicos más informativos y populares,
aumentando sus tiradas aquellos que concedían importancia a la noticia y se
vendían a bajo precio.
En los últimos años
del siglo XIX y primeros del XX, surgieron en Estados Unidos y algunos países
de Europa una nueva generación de periódicos del “New Journalism”, como el The
World de Joseph Pulitzer, aumentando la publicidad y los ingresos y vendiéndose
a bajo precio, ofreciendo a los lectores un buen producto y creciendo su
influencia en la sociedad. El New York Times, creó un nuevo modo de hacer
periodismo basado en la documentación exhaustiva y el análisis de los hechos.
Según el New York
Times, el virus de la gripe llegó el 11 de agosto de 1918 a bordo del buque
noruego Bergensfjord. El barco había comunicado que 10 pasajeros se habían
enfermado y tres habían muerto en el mar. El bote fue recibido en el
muelle por ambulancias y oficiales de salud, quienes llevaron a los enfermos al
Hospital Noruego de Brooklyn. En octubre, la pandemia golpeó con toda su
fuerza. El 4 de octubre, los médicos informaron 999 casos nuevos durante
las 24 horas anteriores. El 9 de octubre se duplicó a 2,000. El 11 de
octubre, el recuento aumentó a 3.100. Al día siguiente hubo 4.300 nuevas
instancias. Y el 19 de octubre se contaron 4.875 casos nuevos. El Departamento de Salud de Copeland optó por
una respuesta doble a la epidemia: intentar frenar la propagación de la
enfermedad y tratar a los infectados. La primera línea de defensa fue el
aislamiento de los enfermos. New York Times el 19 de septiembre: “Cuando
se desarrollen casos en casas o departamentos privados, se mantendrán en
estricta cuarentena allí. Cuando se desarrollen en casas de huéspedes o
viviendas, serán trasladados rápidamente a los hospitales de la ciudad, y se
mantendrán bajo estricta observación y serán tratados allí”. “En la práctica,
la cuarentena domiciliaria era voluntaria, dada la falta de un número
suficiente de médicos para supervisar el cumplimiento. Y las cuarentenas
de los hospitales pueden haber separado a los enfermos de la población general,
pero no pudieron aislarlos unos de otros. “ …
Los periódicos
españoles de la época, como El Sol, La Época, el ABC, La Vanguardia, El País,
especulaban en 1918 sobre la gripe mal denominada “española”, hasta que el Dr.
Marañón confirmó que se trataba de gripe. “En la Academia de Medicina el doctor
Marañón explica algunos casos de su observación, en vista de los cuales y de
los análisis practicados por el Laboratorio de Alfonso XIII, afirma que, sin
lugar a duda alguna, esta epidemia puede calificarse como gripe.” Una de las
medidas de salud pública más discutida en los diarios fue el cierre de las
escuelas y el aplazamiento de la apertura del curso académico. “La desinfección de los locales donde pueda haber
afloración de gente, para evitar en todo lo posible el desarrollo de la grippe,
así como el aplazamiento de la apertura de los centros de enseñanza mientras
dure la gripe”. También se reflejaban medidas de otros países: “A causa de la
epidemia de influenza que se ha desarrollado en Nottingham, se ha prohibido la
entrada en la ciudad a los soldados que se encuentran en los campos de los
alrededores; se ha abierto un hospital especial para la gripe, se han cerrado
las escuelas y se ha prohibido la entrada de los niños en los cinematógrafos”,
reflejaba el Heraldo.
El análisis científico
de la pandemia de la gripe de 1918, la pandemia más mortal de la historia
reciente, sobre 50 a 100 millones de personas fallecidas, muestra el
desconocimiento de la causa de la gripe humana y sus vínculos con la gripe
aviar y porcina. A pesar de las similitudes clínicas y epidemiológicas con las
pandemias de gripe de 1889, 1847 e incluso antes, muchos cuestionaron si una
enfermedad tan explosivamente mortal podría ser la gripe. Esa pregunta no
comenzó a resolverse hasta la década de 1930, cuando se aislaron los virus de
la gripe (ahora conocidos como virus A H1N1), primero de los cerdos y poco después
de los humanos. Aún sigue sin desvelarse la causa de su elevada letalidad.
Como podemos
observar, han pasado más de cien años y la información de las pandemias
necesita veracidad y comunicar las medidas de contención y prevención de la
transmisión de la enfermedad, dentro de la incertidumbre, evitando la
sobreexposición informativa que predomina en la actualidad.
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